Enfoque Sociocultural y Narrativo
¿Qué es y dónde surge el Enfoque Narrativo?
El Enfoque o la Terapia Narrativa es una perspectiva psicológica que tiene sus orígenes en la Terapia Familiar. Surge de la necesidad de abordar las problemáticas que comparten las personas de una forma diferente y comprometida, es decir, escuchando a detalle, con interés, de forma situada e involucrando elementos que nos constituyen en un marco de contexto social. A su vez, se vio influido por los terapeutas estadounidenses White y Epson, quienes comparten una visión muy interesante que revolucionó la clínica. Dejaron atrás el lenguaje médico y por lo tanto de “objetivizar”, “patologizar” o etiquetar a las personas.
Desde esta perspectiva, se asume que todo aquello que nos rodea, desde nuestras tradiciones más arraigadas, hábitos, enseñanzas, problemáticas, conflictos, deseos, anhelos, prioridades, ideas, creencias, son el producto de nuestras relaciones sociales y comunidades de práctica (trabajo, escuela, amigos, familia, actividades recreativas) y estos a su vez,
determinan la forma en la que vivimos y vemos el mundo.
¿Cómo se realiza la orientación desde el Enfoque Narrativo y qué técnicas utiliza?
A partir de las narraciones que las personas nos comparten durante las sesiones, como psicólogos podemos comprender cómo experimentan las dificultades que los llevan a terapia.
La forma de trabajar desde esta perspectiva implica situar, cuestionar, deconstruir y enriquecer la narración de las personas, es uno de los aspectos más importantes en nuestras prácticas como profesionales. Durante las sesiones solemos brindar caminos no visualizados, mismos que normalmente son invisibles ante el cúmulo de problemas que van ganando terreno. El paciente aprende a resignificar eventos que llegaron a ser “traumáticos”, esto significa transformar la forma en que vemos éstos, construyendo una perspectiva distinta. Externalizar el problema, es decir, bautizar y externalizar la problemática, implica una forma diferente de atacar aquello que le causa problemas y a su vez, hacer una reflexión sobre la misma.
En el enfoque narrativo estamos conscientes que las palabras que usamos como psicólogos, tienen un gran peso en cómo se visualizan las personas y en las decisiones que toman a lo largo de su vida. De hecho, personalmente creo que todo aquello que hacemos, decimos o gesticulamos incluso, dejará una huella en las otras personas.
Asumimos que todos nosotros somos el resultado de un período de tiempo específico. Esta afirmación quiere decir que, a lo largo de nuestra trayectoria de vida están atravesados aspectos políticos, económicos, sociales que están inmersos en nuestro día a día, en las formas en que nos relacionamos y con quiénes, así como de los contextos que somos parte. Compartimos muchos elementos que nos constituyen, pero al mismo tiempo, cada uno de nosotros tiene una visión única del mundo, pues cada uno pertenece a diferentes comunidades de práctica (trabajo, amigos, familia, actividades recreativas, escuela) y tiene distintas relaciones sociales en las mismas. Estas características resultan ser gafas con las que podemos ver la realidad.
¿Porqué es tan importante la narración?
Nuestras narraciones son el producto de cómo concebimos esa realidad, es una construcción personal a la que damos sentido en conjunto. A ellas les damos un orden, un inicio, un final, añadimos pensamientos, creencias, juicios, podemos ir del pasado al presente y del presente al futuro, agregamos elementos o los dejamos a un lado, acciones o relaciones. Estos relatos influidos por nuestros recuerdos o experiencias pasadas, nos impulsan a tomar decisiones, posturas o formas de abordar conflictos, por lo que juegan un papel crucial en nuestras vidas, por esta razón, las narraciones son la médula de nuestro trabajo durante las sesiones.
Beneficios y experiencia que brinda el Enfoque Narrativo.
Existen diversas formas en la que los psicólogos hoy en día dan terapia. Si me preguntan qué perspectiva cambió mi vida, forma de ver el mundo, opciones y mis intereses personales, aseguraría sin duda que la terapia narrativa.
Antes de iniciar mi carrera profesional, tuve la oportunidad de acceder a este tipo de servicio desde esta perspectiva. La experiencia fue muy grata, sabía que el terapeuta escuchaba a detalle y se interesaba, debido a que en ésta no había silencios incómodos, no había ejercicios improvisados, preguntas directas que me hicieran sentir cuestionado, ni una estructura en particular o receta para abordar el problema. A partir de sus observaciones, recuperaba elementos que había dejado a un lado, cambiando mi perspectiva, ampliando mi marco de acción o empujándome a tomar una decisión. Si pudiera resumir en pocas palabras lo que se lleva a cabo en las sesiones diría trabajo en conjunto.
La persona es experta en cómo vive esos momentos cotidianos, cada día de su propia vida. Por otro lado, el psicólogo es experto en su trabajo durante las sesiones, de ahí que es un trabajo colaborativo, donde ambos le van dado forma y estructura a las sesiones.
El cambio al que apostamos en estas sesiones, está encaminado a reflexiones y cambio de posturas personales que los pacientes van desarrollando en conjunto con el terapeuta. Cuando logramos llegar a una reflexión desde lo que nuestro propio usuario sabe y ha aprendido en las sesiones, los cambios que lleva a cabo en su vida son duraderos y contundentes. Las acciones que lleva acabo la persona tienen ahora un nuevo significado y dirección, siendo producto de un proceso que se verá reflejado a corto, mediano y largo plazo.
Me encantaría cerrar con una frase de Martin Payne que condensa todo lo que intenté explicar en este texto:
“Vivimos de acuerdo con las historias que contamos de nuestras vidas; en realidad, estos relatos cincelan nuestra vida, la constituyen, la engloban”.
Lic. Pablo Coyol